ACERCA DE LA PELÍCULA

DE DIOSES Y HOMBRES, de Xavier Beauvois, se basa a grandes rasgos en la tragedia de Tibhirine. Explora los últimos meses de la vida en una pequeña comunidad de monjes cristianos asentados en “tierra musulmana”. La película intenta  capturar el espíritu de los acontecimientos y de la comunidad, pero no se esfuerza en recrear con exactitud los detalles de una realidad histórica.

La historia empieza varias semanas antes de que los terroristas den un ultimátum ordenando a todos los extranjeros que salgan del país. Un grupo armado entra a la fuerza en el monasterio en Nochebuena.

A partir de ese momento, el dilema de los monjes es claro: ¿Deben quedarse o irse? Pero la decisión se tomará colectivamente. Para ellos, la elección, sea cual sea, tendrá consecuencias irreversibles. Cuando rechazan la protección del ejército, el gobierno argelino les pide que regresen a Francia.

Cada monje deberá decidir de acuerdo con lo que está en juego a nivel humano, político y religioso, además de profundizar en su alma y conciencia. La tensión dramática acompaña la vida diaria, tanto práctica como mística, de la comunidad: sus fuertes ataduras con los habitantes del pueblo vecino, así como el espíritu de paz y caridad que intentan oponer a la violencia que corroe el país.
DE DIOSES Y HOMBRES describe la realidad de la entrega de los monjes, el mensaje de paz que desean compartir al quedarse con sus hermanos musulmanes, y la posibilidad de un terreno fraternal y espiritual compartido entre la cristiandad y el islam.

Los monjes llamaban al ejército “los hermanos de la llanura” y a los terroristas, “los hermanos de la montaña”. No tenían nada de ingenuos, eran conscientes de que pisaban una delgada línea entre dos bandos y que su posición era muy ambigua.
La película de Xavier Beauvois adopta el punto de vista de los monjes y el ritmo de la vida en un monasterio cisterciense.

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